Sociedad Chilena de Medicina Familiar

Dr. Joaquín Montero: “La Medicina Familiar me cautivó por el respeto a la persona y a su entorno, junto con un enfoque del cuidado integral y continuo.”

Por Bárbara Morales M.

Joaquín Montero Labbé es parte del selecto grupo de socios honorarios de nuestra Sociedad Chilena de Medicina Familiar ingresando a ésta en julio de 1994.

El Dr. Montero nació en Santiago y cursó su enseñanza básica y media en el Colegio Verbo Divino. En el año 1962 comenzó a estudiar la carrera de Medicina en la Pontificia Universidad Católica de Chile y, luego de obtener el título de Médico, se especializa en Medicina Interna para finalmente, en el año 1990, obtener su grado de Máster en Salud Pública por la University of North Carolina, en Estados Unidos.

En 1980 comienza una destacada carrera académica en la Pontificia Universidad Católica de Chile donde, en la década de los 90, crea un programa de Salud Familiar el que luego, gracias a su liderazgo y visión, se convierte, años después, en el Departamento de Medicina Familiar en dicha casa de estudios.

Si  bien la Medicina Interna fue su primera elección, que lo llevó incluso a ser Jefe de Departamento de esta especialidad en la P. Universidad Católica de Chile, fue la Medicina Familiar y la Atención Primaria de Salud las áreas de trabajo que terminaron por cautivar su labor y decidió emprender este cambio. “La Medicina Familiar me cautivó por su enfoque integral del cuidado, el respeto a la persona y a su entorno  y la continuidad del cuidado,” explica el Dr. Montero.

En 1993 junto con otros docentes y un grupo de médicos jóvenes dieron forma a un programa de formación nuevo para especializarse en atención primaria,  que originalmente se llamó Medicina General Ambulatoria y que luego se denominó Medicina Familiar (con menciones adulto y niño).

Su vocación por la salud pública lo hicieron, en el año 2002, formar parte del equipo iniciador y primer responsable del Proyecto ANCORA UC que consiste en la creación y puesta en marcha de una red de centros de salud con un modelo de atención primaria basado en salud familiar en comunas de alta vulnerabilidad en la región metropolitana. La idea es intentar resolver, desde el primer contacto, la mayor parte de los problemas de salud de sus pacientes siguiendo un estándar de atención de excelencia.

En su faceta como científico, el Dr. Montero ha sido investigador responsable en numerosos proyectos que buscan diagnosticar y proponer mejoras para distintos aspectos de la Atención Primaria de Salud, como por ejemplo en el año 2010 lideró el trabajo denominado: “Elementos Claves para enfrentar los problemas de gestión de la APS municipal” que reunió especialistas del Centro de Políticas Públicas PUC, del Ministerio de Planificación y Cooperación, MIDEPLAN[1], y Biblioteca del Congreso, SEGPRES.

También, en este mismo ámbito, ha publicado más de una veintena de artículos en revistas científicas internacionales y nacionales sobre temas que van desde evaluaciones clínicas sobre pacientes con hipertensión hasta manejo del tabaquismo y medicina basada en evidencia.

Su destacada trayectoria académica y profesional lo han hecho merecedor de variadas distinciones, como por ejemplo desde el año 2016 es profesor emérito de la P. Universidad Católica de Chile – la casa de estudios donde ha realizado toda su carrera docente – y también desde el año 2018 es miembro honorario de la Academia Chilena de Medicina.

El Dr. Montero, como uno de los pioneros en la formación de futuros médicos y médicas de familia, tiene la experiencia para reconocer ciertos cambios que ha sufrido la especialidad en nuestro país. “Por parte de las autoridades sanitarias, y sobre todo en el manejo de la pandemia, ha habido una valoración sobre la APS y por ende del rol de los médicos familiares que allí trabajan. También han surgido nuevos programas de formación, lo que es bueno, sin embargo la calidad de los mismos me parece muy irregular,” enfatiza.

Al ser consultado sobre los desafíos que deben sortear quienes se dedican a la salud familiar, el Dr. Montero explica que: “El gran desafío está en el reconocimiento por parte de la sociedad y de la población del valor de la medicina familiar. También se debe perseverar, individualmente, para mejorar estándares de calidad en el actuar profesional lo que se podría ver fortalecido mediante el reconocimiento de las buenas prácticas. Por último, debemos fomentar el desarrollo de la investigación que ilustre la calidad en la APS y el valor de la especialidad en ella,” finaliza.

[1] Actualmente el Ministerio de Planificación y Cooperación (MIDEPLAN), se denomina Ministerio de Desarrollo Social y Familia.

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